Quitemos, no sumemos
- Laura
- 11 jul 2020
- 3 Min. de lectura
Actualizado: 12 jul 2020
Hasta este momento, estaba convencida de que lo que tenemos que hacer para llegar a nosotros mismos es aprender. Aprender caminos nuevos, aprendernos a nosotros, aprender que nos quiere decir la vida a cada paso, aprender de cada situación ocurrida, aprender de cada persona, aprender lo que nos gusta y aprender a amarnos. Pero entonces hoy, para aprender, me he puesto un video de Walter Riso, psicólogo de gran prestigio, y al escuchar sus palabras, una certeza aun mayor a esta se ha posado sobre mí: No se trata de aprender, se trata de desaprender. Quitar, no sumar.
Ha leído unas líneas de Plotino, filosofo del siglo III. Palabras que han calado por los poros y que me han parecido lo más cierto, lo más bonito y lo más grande.
“Regresa a ti mismo y mira, si aún no te ves bello, haz como el escultor de una estatua que debe llegar a ser hermosa: quita, raspa, pule y limpia. Hasta que hagas aparecer un bello rostro en la estatua. También retira todo lo superfluo, endereza todo lo que sea tortuoso, limpia todo lo que esté oscuro, abrillántala y no dejes de esculpir tu propia estatua hasta que aparezca en ti el divino esplendor de la virtud, hasta que veas la sabiduría en pie sobre un sagrado pedestal. ¿Has llegado a eso?”
Y es que, como bien dice Walter, hay que armar tu propia escultura, hacer de tu vida una obra de arte.
Alguien me preguntaba: ¿Cómo consigues que la gente cambie su vida con el Coaching? A lo que respondí: solo hago de espejo para que vean el reflejo de todas aquellas mentiras que les limitan, su vida es las misma, pero ahora, la aman. Se trata de desaprender las sentencias que te ha impuesto la sociedad, tus antepasados, la educación, los miedos… entonces podrás empezar a sentir lo que realmente eres, y podrás reconectar con esa confianza, seguridad y amor que siempre has tenido enterrado bajo las losas. Desaprendamos para llegar a la raíz, desaprendamos para quitar las capas de cebolla que cubren nuestra paz.
Justo esta semana también, una gran amiga y compi del Coaching me sugirió que viera una película de índole espiritual, donde llaman “desconectar” al hecho de liberar tu propia esencia y ser tu mismo. Entonces, en mi cabeza se produce un vuelco de ciento ochenta grados y entiendes que nuestra naturaleza es esa, y a partir de ahí nos conectamos a infinitos millones de cosas que no forman parte de nosotros, por tanto, elijo desconectarme de las cosas a las que vamos enchufados todo el día y no nos ayudan nada a sentir lo que es real.
El problema que encontramos al desaprender o desconectarnos, es el miedo instantáneo que nos surge por soltar lo “malo conocido”, porque nos identificamos con aquello que hemos aprendido y nos da miedo no saber quién seremos en cuanto nos quedemos sin aquello que siempre nos ha acompañado. Entonces es cuando nos vemos cara a cara con el vacío, con el dolor, o con la humildad. Nos damos cuenta de que lo que hasta ahora ha sido tu vida, se va desarmando a cada paso que te diriges hacía allí. Los cimientos de tu casa se tambalean y eso asusta. Pero lo que no sabes es que después de ver tu antigua casa en ruinas, forjarás un hogar solido y flexible a la vez, que te sustentará siempre, a prueba de huracanes.
Para desaprender debes cuestionarte todo lo que hasta ahora has aprendido, y preguntarte porque lo has aprendido. ¡Haz limpia! Si te sirve, te produce bienestar y paz, quédatelo. Si te supone un sufrimiento o te impide hacer cualquier cosa, ¡fuera! Tu eliges que quieres creer. Repito: creemos nuestra propia obra de arte.
Respondiendo a la pregunta de Plotino: ¿Has llegado a eso? Si la respuesta es no, es que no has desaprendido lo suficiente. Sigue dándole caña al cincel y crea tu propia y bella escultura. Si tu respuesta es sí, habrás empezado a sentir en tu piel estas palabras tan ciertas, tan grandes y tan bonitas.

Comments