Del amor al odio

Ahora sé que la vida no es blanca, ni negra tampoco. Son las dos cosas a la vez. Me doy cuenta que dos cosas opuestas pueden pasar en un mismo instante. Que puede haber risa y llanto, y está bien. Las lágrimas no tienen por qué ser tristes, ni las risas graciosas.

Una puede estar pasando por su mejor momento de inspiración, como al rato sentirse una completa fracasada. Puedes pasar del amor al odio en un segundo, ya decían por ahí que existía una línea muy fina, un paso. Y cuando se trata de tu amor propio… ¡plum!… se desvanece como la pólvora, como las nubes. Pero también vuelve igual de veloz, con una llamada, con una sonrisa, con una certeza, con un momento de conexión.

Dejemos de etiquetar el día en bueno o malo. Por la mañana te han comunicado que tu amiga ya es mamá y lloras de emoción, llena de gratitud y te preguntas como la vida puede crear cosas tan maravillosas, y por la noche te sientes sola, no te sirves ni tu misma para contenerte, y eso duele. ¿Cómo ha sido el día, bueno o malo? Yo diría que emocionante y doloroso a la par. ¿Puede caber esto en las mismas veinticuatro horas?

Y no por eso va a ser el mejor día de tu vida, ni el peor, simplemente es.

Me doy cuenta de cuanta importancia le damos a estar bien, y menospreciamos el momento no estoy tan bien. Todo forma parte de un todo. Es un ciclo, necesario para que todo tenga sentido. Es la rueda que hace que te muevas.

Difícilmente podrías reconocer la dicha, sin conocer la desgracia. No te pueden romper el corazón si no has amado antes. No sientes esa paz después de haber berreado como una cría. No sientes que tu vida tiene sentido, si no te has perdido antes. No existirían los maravillosos polvos de reconciliación. Los abrazos interminables después de una eterna distancia. La cálida acogida de tu portal después de pisar la calle en invierno. Ni nos sabría a gloria la cerveza fresquita en pleno agosto. No sabríamos que es la libertad, si no nos hubieran encerrado. No tendría sentido el que bien se está, cuando se está bien, porque solo nos acordamos cuando no lo estamos.

Menos preciamos lo no tan bueno. Pero la vida está hecha de dualidades. ¿Cómo sabríamos que aprendemos, que valoramos, que sentimos?

Porque se trata de sentir, TODO. That’s life.