top of page
  • Black Facebook Icon
  • Black LinkedIn Icon
  • Black Twitter Icon
  • Black Pinterest Icon

Mi gran piedra

  • Foto del escritor: Laura
    Laura
  • 20 nov 2019
  • 4 Min. de lectura

Actualizado: 25 dic 2019

¿Alguna vez has pensado “porque a mí”? ¿te ha tocado vivir algo que consideras injusto? Supongo que a todas las personas de este mundo les toca vivir una situación con algún aspecto de su vida.

Bien, pues en mi caso, me ha tocado vivir la tartamudez desde que tengo uso de razón.




tartamudez

1. nombre femenino Trastorno del habla, permanente o circunstancial, que se caracteriza por las repeticiones e interrupciones involuntarias en la emisión de palabras y puede ir acompañado de diversos movimientos del rostro y alteraciones respiratorias.


No recuerdo cuando empezó, pero no recuerdo un día de mi vida en el que no tuviera esto presente. Mis días se llenaban de palpitaciones, nervios y angustias cada vez que tenía que abrir la boca para decir algo. La comunicación se convirtió en un infierno y más en situaciones como hablar en público en clase.

Lloraba por las noches porque tenía miedo. Miedo a no gustar a los chicos, a no poder encontrar trabajo de mayor, a no poder decir lo que sentía como lo pensaba… Hablar se convirtió en un desafío permanente.



Fui a logopedas, otorrinolaringólogos y a más especialistas, pero nadie me sabia decir de donde me venía. Una cosa tuve clara, no era algo físico, pues mi tartamudez variaba según el momento o con quien estaba.

Esta situación se mantuvo intensa durante todos los años de mi adolescencia. Llegó la hora de ir a la universidad, donde mis temores aumentaban por tener que salir de mi zona de confort. Manejarme fuera de casa yo sola implicaba no poder esconderme detrás de mis padres a la hora de enfrentarme al habla en muchas situaciones diarias. Ahí es donde viví un enorme desafío y se convirtió en mi sanación.

Estudié Bellas Artes, una carrera donde expones tu vida personal a través de los trabajos. En el primer año, la tartamudez fue el tema estrella de estos proyectos y pude expresar como me sentía con este problema a través del arte. Recuerdo en una ocasión, teníamos que hacer una exposición en público entre cuatro personas. Durante la preparación de la misma y los momentos antes me sentí un estorbo. Todos iban a exponer su parte sin dificultad y yo les iba a “joder” la nota porque ni siquiera podía articular palabra. Cuando llego mi turno, empecé a recitar todo lo que me había preparado, enganchándome, al menos, tres veces en cada palabra. Se me hizo eterno, y ni siquiera estaba segura de que se entendía lo que estaba diciendo. Cuando terminé mostré una media sonrisa y un gesto de disculpa por el mal rato que les hice pasar, pero para mi asombro, mi profesora me felicitó por el gran esfuerzo y la perseverancia que puse, pues a pesar de los bloqueos constantes, fui capaz de recitar mi parte sin tirar la toalla.


Esta situación se fue repitiendo durante todo el curso y después de cada exposición podía ver en el rostro de mis compañeros y profesores miradas de admiración y compasión y no de burla, ni desesperación, que era lo que mi mente creía que pasaría. Además, observando también las exposiciones de mis compañeros, me di cuenta que no tienes que ser tartamudo para tener miedo a hablar en público. Hay gente que sufre parálisis, otras que exponen de

manera aburrida o simplemente leen, otras que sufren ansiedad y se echan a llorar o tienen algún tic nervioso. Por lo que aprendí, que cada uno tiene lo suyo y que no era la única persona en el mundo que me daba terror hablar en público. Esto bajo mi nivel de ansiedad y exigencia por hacerlo perfecto.



Con infinitas vivencias como esta he aprendido, gracias a mi tartamudez, dos pilares que sustentan mi autoestima y seguridad:


- Aunque lo veas imposible, salir de tu zona de confort te ayuda a superar cualquier situación que pienses que te esté limitando. Poner tus miedos de cara y enfrentarte a ellos te lleva a que estos, con el tiempo, desaparezcan. No solo eso, sino que se pueden convertir en tu mejor aliado.


- Somos más que un problema, y en mi caso, el problema eran las palabras. He aprendido que lo que uno es no se muestra simplemente con lo que dice o piensa, somos a través de una sonrisa, una mirada o una actitud. Desprendemos energía y eso es lo que las personas perciben de nosotros.


Hay estudios que demuestran que la comunicación no está compuesta solo por palabras, estas solo ocupan un 7% de toda la comunicación. Le sigue un 38% el tono de voz y un 55% el lenguaje corporal como los gestos, la postura, los movimientos… Así que, aprendí que la forma en la que llegaba a la gente era a través de todo mi Ser, y las palabras quedaron en un rincón, ocupando el mínimo espacio.


He ido puliendo el porqué de mi tartamudez y se ha convertido en un sensor de conexión conmigo misma. Me doy cuenta de que cuando hablo de cosas que realmente me apasionan mis palabras fluyen de manera asombrosa. También influye según como me sienta respecto a la persona con quien estoy hablando, pues si estoy cómoda y me siento en el mismo nivel, ni me acuerdo que la tartamudez forma parte de mí. En cambio, si me siento insegura y más pequeña que la otra persona, no puedo pronunciar palabra. Esto me lleva a trabajar mi inseguridad y la valoración personal. Otro de los descubrimientos recientes ha sido que cuando hablo por rellenar silencios y no porque tenga algo que decir, también se despierta mi sensor. Y así, he ido descubriendo y aceptando este rasgo de mí, que me avisa de cuando me estoy desviando de lo que realmente me llena.


He sentido mucha frustración e impotencia durante el proceso y he necesitado valor para salir varias veces de mi zona de confort, pero ahora, puedo aceptarme con todo lo que soy y tengo. A esto hay que añadir que conocer a gente nueva, quienes no tienen una referencia anterior de ti, ayuda muchísimo a mostrarte tal y como eres sin los condicionantes que arrastras de tu pasado.

Con los años, he ganado en confianza y seguridad personal y la tartamudez se ha ido aligerando. Todavía formaba parte de mí, pero ya no supone un lastre en mi vida. Ahora puedo ver que no hubiese podido ser de otra manera, pues esta piedra que arrastraba me ha llevado a crecer, evolucionar y descubrirme.

¿Cuál es el conflicto que te ha hecho brillar?

Comments


bottom of page